La Universidad de Salamanca y
los Castilla:
Don Diego, Rector de la Universidad de Salamanca y Don Diego de Castilla de la Encina, Deán de la Catedral de Toledo. |
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De nuevo un trabajo realizado por Mariano
Castilla Paredes, que nos aporta datos muy pocos conocidos de
La
Universidad de Salamanca y los Castilla Información recopilada de la obra: La Universidad de
Salamanca. Ocho siglos de Magisterio libro de la propia
editora de la Universidad, publicado el año 1994. “A principios de la Edad Media una fuerza nueva apunta por toda Europa:
el Studium, las nuevas Escuelas Universitarias o Estudios, que reúnen
a escogidos planteles de profesores y alumnos ávidos de saber en las
diversas disciplinas: Teología, Artes, Derecho y Medicina. Uno de estos Estudios, el más antiguo de los que se conservan en España
y uno de los venerables de toda Europa, será el que funda, hacia 1218,
el rey leonés Alfonso IX en la ciudad de Salamanca, que en 1254 se
convierte en castellano y a finales del siglo XV en la Universidad
nacional por excelencia. Pronto lo será también de ultramar y no solo
porque su modelo universitario sea tomado por Méjico o por Lima, o
porque sus profesores puedan ir a enseñar en las Indias, sino también
porque los naturales de allá puedan convertirse en sus Rectores, como
ocurrió en 1571, cuando fue elegido el mejicano Don Diego de
Castilla.” Puesto en contacto con el Archivo Histórico de la Universidad, su
directora Doña Victoria Barcina Cuevas, ha tenido la amabilidad de
localizar en sus documentos los Castilla que han formado parte de su
claustro docente, y han aparecido
Dos Rectores:
- Miguel González Guerra: “Seis Rectores americanos de la Universidad
de Salamanca”. Salamanca 1992
Cuatro Catedráticos:
Asignaturas:
Grados: Bachiller, Licenciado, Doctor- - - - - El libro de referencia, “La Universidad de Salamanca. Ocho siglos
de Magisterio”, nos dice que Las dos figuras sobresalientes en el
Gobierno del Estudio salmantino fueron:
-
El Maestroescuela, vinculado al cabildo catedralicio y Juez de
la Audiencia Eclesiástica. Tenía a su cargo el orden en el ámbito
universitario. Era cargo vitalicio.
-
El Rector era la máxima autoridad del Estudio, a la que todos
debían jurar obediencia. No podía ser catedrático sino estudiante,
perteneciente a la pequeña minoría de los “generosos” (nobles o
dignidades eclesiásticas), mayor de veinticinco años, no ser miembro
de Orden religiosa o Colegio Mayor, ni vecino de Salamanca.
-
Junto con el Rector se elegían también ocho consiliarios que le
asistían en el gobierno de la Universidad a través del llamado
claustro de consiliarios.
-
La elección entre los opositores se realizaba el 7 de
noviembre por parte del equipo saliente, y la duración de los cargos
electos era de un año.
-
El claustro de consiliarios elegía los catedráticos mediante
convocatoria de concursos para cubrir las cátedras vacantes.
-
Los Colegios Mayores fueron erigidos durante los siglos
XV y XVI al amparo de generosos prelados. Su objetivo era facilitar
los estudios a los estudiantes pobres que destacaran por su talento y
su virtud, de forma que la pobreza no fuera obstáculo para que
pudieran conseguir sus grados universitarios. Alcanzaron un gran poder
al ocupar muchos de sus antiguos colegiales las más importantes
magistraturas de la Monarquía.
- - - - - La Directora de la Biblioteca de la Escuela Universitaria de
Enfermería y Fisioterapia, Doña Sonia Martín Castilla, localiza en su
Depósito un ejemplar del libro “Un alumno mejicano Rector de Salamanca
en el Siglo de Oro”, escrito por el Canónigo de la Catedral de
Salamanca D. Daniel Sánchez y Sánchez, en el que se narran los
acontecimientos que rodearon la elección de Rector el año 1571: La elección del Rector y los ocho consiliarios que le habían de ayudar
en el gobierno de la Universidad durante el curso siguiente, se debía
realizar por parte del equipo saliente antes de la fiesta de San
Martín, 11 de noviembre. Aquel año gobernaba la Universidad Don Gonzalo Ponce de León que se
reunió, seis días antes de la mencionada fiesta, con sus consiliarios,
y les propuso para sucederle media docena de nobles: don Francisco de
Córdoba, don Iñigo de Mendoza, don Sancho de Ávila, don Diego de
Castilla, don Lope de Padilla y don Alfonso de Córdoba. También cada
uno de los consiliarios fue proponiendo su sucesor. En los escrutinios que se fueron realizando: Se aceptaba a los
nombrados; no se renunciaba a quitar o añadir nuevo candidato, y se
discutía sobre las cualidades de los propuestos.
A las siete y media de la tarde del sábado 10 de noviembre, se reúnen en
la capilla de San Jerónimo (de la Catedral Vieja) para realizar el
sexto y último escrutinio. La elección se ha polarizado en dos
candidaturas: el mejicano don Diego de Castilla, hijo de vallisoletano
y cordobesa, y don Sancho de Ávila, canónigo de aquella ciudad. Hay cuatro consiliarios que desde el primer momento se manifiestan en
contra de don Diego de Castilla. Si logran inutilizar el voto de
alguno de los restantes ganarán la elección y propondrán a Sancho de
Ávila. Tienen tiempo hasta las 12 de la noche. Plantean si la elección
del año anterior fue legal; si don Diego de Castilla no podía ser
elegido por ser natural de la ciudad de México, o si había que
alternar, según el precepto constitucional, el origen del candidato,
un año leonés y otro castellano. Varios doctores dictaminan sobre las cuestiones planteadas: …puesto que todos ellos (los consiliarios) fueron admitidos en
claustro de rector y consiliarios, son hábiles legalmente para votar. …de la misma manera podrá el tal cavallero ser electo por Rector
desta Universidad como natural destos Reinos de Castilla porque parece
que las dichas Yndias y sus provincias nuevamente conquistadas por la
Corona de Castilla están incorporadas en los Reinos de la dicha Corona
de Castilla… …el padre de Diego de Castilla es natural de Valladolid y la madre de
Córdoba, la cual estando avezindada en México tuvo un hijo el qual ha
diez y seis años que vino a estudiar a Salamanca, a donde ha residido.
¿Se puede considerar como extranjero? …y nunca he visto platicar la referida constitución y he visto muy
pocos rectores del reino de León y he visto tres rectores a reo e aun
cinco y mas del reino de Castilla y… ……por ser su padre de Valladolid, que pertenece al reino de León,
como el Rector saliente es del reino de Castilla, se cumple la
constitución… Ya pertrechados para votar, hacen juramento, de lo que da fe el notario. Baltasar Monroy, partidario de don Sancho de Ávila, alega que Francisco
de León, consiliario favorable a don Diego de Castilla, no fue
elegido según estatutos, que se ausentó del claustro sin licencia y
tiene usurpada la consiliatura, que pertenece a cristianos viejos por
ser descendiente de conversos al cristianismo… El Rector zanja la cuestión iniciando la votación con estas palabras: En el nombre de Dios, y teniéndole ante los ojos e así mesmo la
utilidad e provecho de la Universidad e viendo que era y es cosa que
conviene al bien publico nombraba y nombró por Rector para el año
venydero al Sr. D. Diego de Castilla e que este era y es su voto. Cada uno de los ocho consiliarios emite y explica su voto. El escribano
hace el recuento: Don Diego de Castilla, cinco votos; Don Sancho de
Ávila, cuatro votos. Después de elegir a los nuevos consiliarios y los dos tasadores, que
comprobarán las cuentas al finalizar el curso el día 8 de septiembre,
el escribano levantó acta de la elección según la formula tradicional
en latín. Eran las nueve de la noche del sábado 10 de noviembre de
1571. En la mañana del domingo…el nombramiento de Rector y consiliarios es
publicado en altas voces… a la hora de las ocho de la mañana, estando
delante de la capilla de Santa Bárbara, que es dentro de la claustra
de la Yglesia Catedral Vieja desta ciudad. Al punto se formaba una pequeña comitiva, formada por claustrales y
amigos del Rector elegido, para comunicarle la elección. En su misma
casa, delante del notario, aceptaba el cargo y regresaba a la catedral
para, dentro de la capilla, hacer el juramento constitucional. Terminada esta ceremonia empezaba el paseo de honor por las principales
calles de Salamanca, con los maceros, menestriles, estudiantes,
oficiales y catedráticos. Después de esta explosión de júbilo hubo misa de Espíritu Santo. Al
día siguiente, don Diego de Castilla, en claustro pleno, se ofreció a
toda la Universidad con palabras de comedimiento, a las que contestó
el vice escolástico dándole el parabién. Finalmente todos los claustrales, uno por uno, se acercan al Rector, que
permanece sentado y le besan las manos en señal de sumisión y respeto. Su gestión durante el curso 1571-1572 fue normal y en nada diferente a
la de la mayoría de los rectores de su época. - - - - - - - Desde el Centro de Estudios Históricos Alfonso IX de la Universidad de
Salamanca, Don Juan Luis Polo Rodríguez, su Coordinador, me confirma
la información obtenida y me remite, para una más profunda
investigación acerca de la persona de Don Diego de Castilla, a las
fuentes documentales, que en este caso son los Libros de Matrícula de
los estudiantes y los libros de Claustro de la Universidad salmantina. Mariano Castilla Paredes
Don Diego de Castilla
Un
estudiante de la Universidad de Salamanca. En el Volumen I del libro
de Fernando Castilla Lucas “Árboles e Historia del Apellido Castilla”,
en su Capítulo titulado “Algunos detalles y anécdotas en torno a las
familias portadoras de este apellido”, podemos leer la siguiente: Limpieza de Sangre. En su libro “La España Imperial 1469-1716”,
J. H. Elliot escribe: “Las familias aristocráticas de Toledo habían
conseguido las mejores canonjías y beneficios, y, encabezados por su
Deán, Pedro de Castilla, hombre de sangre real –y judía-, estos
aristócratas se sintieron muy disgustados…” Según la información que sigue, confirmada también por el Archivo
Capitular de la Catedral de Toledo, el Deán al que se refiere J. H.
Elliot, es en realidad Don Diego de Castilla.
Digamos aquí que el deanato es una dignidad eclesiástica. El deán es
el que hace de cabeza del cabildo catedralicio después del prelado
(Obispo o Arzobispo), y lo preside en las iglesias catedrales. En la revista correspondiente a Julio-Diciembre de 1923, Núms. 16 y 17,
de la Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo,
hallamos la siguiente información: Algunos historiadores
mencionan a este ilustre Deán de la Santa Iglesia de Toledo, por la
marcada intervención personal que tuvo en las falsificaciones que hizo
en el testamento del Rey Don Pedro de Castilla, instrumento
importantísimo, otorgado en Sevilla el 18 de noviembre de 1362. (Don
Diego y su hermano Don Luis son conocidos en la Historia por las
apologías que escribieron acerca del Rey Don Pedro, llegando el
primero hasta falsificar el testamento de este monarca, con objeto de
atribuirse una ascendencia más ilustre que la que tenía). También se le menciona como detractor del Estatuto de limpieza de
linaje; por atribuírsele la venida a esta ciudad del famoso pintor
Dominico Theotocópuli (El Greco), y por la reedificación del
monasterio de las monjas Bernardas de Santo Domingo el antiguo. El padre de Diego de
Castilla fue D. Felipe de Castilla Zúñiga, hijo de Don Alonso de
Castilla y Drochelin y Doña Juana de Zúñiga y Niño de Portugal, nacido
en 1468. Dedicado a la carrera eclesiástica en la Iglesia de Palencia,
tuvo dos hijos ilegítimos, Diego y Luis, antes de ser presbítero. El 5
de Abril de 1525 el Emperador Carlos V dice en un albalá (carta o
cédula real), que es su voluntad recibir por su Sacristán mayor a D.
Felipe de Castilla. En 1532 aparece como Deán de la Catedral de
Toledo. Falleció en Villaquerin, lugar de su padre, en 29 de enero de
1551, y enterróse con él en Santa Clara de Valladolid. El niño Diego de Castilla
fue recogido y educado por su tía abuela Doña María Niño de Portugal,
hermana de su abuela Juana, en su propiedad de Montamarta, cerca de
Zamora. De ella recibió las primeras letras y rudimentos, e inclinado
por ella también al estado eclesiástico. Y le hizo mucho bien y mucha merced hasta el sustentarle, lo que ella
vivió, en el Estudio de Salamanca; allí emprendió sus estudios de
latinidad y luego de filosofía. Terminó sus brillantes estudios, y el
23 de Julio de 1528 le fue expedido el título de tonsura (grado
preparatorio para recibir las órdenes menores eclesiásticas). El 22 de agosto de ese mismo año, por su aplicación y buena fama,
le aprueban el Derecho civil y posteriormente se doctoró en ambos
Derechos. Residió más tarde en Alcalá de Henares a cuya Universidad también
asistió. Vivió la vida de sacerdote en Palencia y, siendo Arcediano (el primero
o principal de los diáconos) de su Iglesia, el 8 de octubre de 1533,
el papa Paulo III le nombra Coadjutor perpetuo e irrevocable en el
régimen y administración del Deanato de Toledo (por ausencia y con
consentimiento del Deán D. Felipe de Castilla, su padre), con derecho
a la sucesión del mismo cuando por cualquier cause vacare. En bula del Papa Clemente VII, dada en Roma a 17 de febrero de 1542, se
escribe que, atendiendo a su cultura, gran erudición, ciencia,
notables costumbres y mérito de sus virtudes, que tiene de testigos
fidedignos, le inducen a favorecerle de un modo especialísimo, y en su
virtud, y atendida su petición que le ha hecho D. Felipe de Castilla,
justificada en su avanzada edad de 65 años que cuenta, y por tanto,
que le concedan un Coadjutor perpetuo en el Régimen y Administración
del deanato, le nombra Deán para mientras viva y le posea, y cuando
vacare le constituye y da posesión de él “no obstante ser hijo
ilegítimo, hijo de Don Felipe, de la estirpe real de los Reyes de
Castilla, y que lo tuvo antes de ser presbítero”…
El 1 de febrero de 1551, reunido el cabildo de la catedral toledana,
acordó dar la posesión real a D. Diego de Castilla, para lo cual
hicieron sentar en la silla del coro al Deán. El 9 de febrero juró la
observancia del estatuto y dictados de la Santa Iglesia, según está en
el Libro de Constituciones, de guardar el Estatuto sobre calidad de
las personas en la Iglesia, y fue recibido según costumbre. Como consecuencia del cargo, fue digna de estimación y brillante su
posición social, la cual le aseguraba exquisito trato con las personas
más principales e influyentes de la Ciudad Imperial y de fuera de
ella. Los privilegios que tenía la diócesis toledana, la riqueza de su
mitra, el haber alcanzado Toledo la dignidad de residencia de los
monarcas castellanos, merecido sus prelados la categoría de
Cardenales-Arzobispos, y otras circunstancias envidiables ciertamente,
contribuían a realzar la dignidad del Deán de Toledo. Este cargo lo ocupó durante 33 años, hasta el 7 de noviembre de 1584,
fecha en la que falleció a causa del mal de la gota que le aquejaba. Mariano Castilla Paredes
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